David Fdez Montero

David Fdez Montero
Cressi-sub España

miércoles, 16 de mayo de 2012

Primer corto: Pesca de Invierno


Muy buenas a todos.

   Aquí os dejamos el primero de una serie de cortos que iremos colgando paulatinamente, estos están compuestos por vídeos que hemos descartado para la creación de “Instinto II”.
   Hace poco tiempo que he empezado a grabar por lo que las primeras capturas corresponderán a la pesca de invierno y, como no podía ser de otra forma,  están realizadas en poca profundidad.


Un saludo y gracias por visitarnos.





jueves, 10 de mayo de 2012

Una pared inusual


    Hacía ya bastante tiempo que andaba detrás de un pez limón de gran porte pero las circunstancias (el motor de la embarcación asustó un gran ejemplar cuando casi lo tenía a tiro), el material (después de no pocas esperas con el fusil de 110 cm cogí el 75 para revisar unas grietas en las que se movía algo de pescado, al iniciar el descenso se abrió ante mí un banco de sardinas y justo detrás apareció un limón de unos 25 kilos; le ajusté un buen tiro en la cabeza pero la falta de potencia, sumada a mi inexperiencia, hicieron el resto) y el azar (tras acechar un banco de salmonetes y escoger el más grande, disparé; acto seguido oí sonido seco que no provenía de los salmonetes. Al girar la cabeza pude ver un gran pez limón que nadaba de forma curiosa a mi alrededor,  mientras describía círculos de menor diámetro cada vez; ya podéis imaginar mi cara mientras subía a superficie con el salmonete en la varilla)  se habían puesto de acuerdo para impedirlo.
    Tras algunos encuentros más y la captura de algunas piezas (máximo 13 kilos), empezaba a desesperar ante la posibilidad de no ser capaz de cumplir uno de mis sueños……pero algo estaba a punto de cambiar.
Después de unos cuantos días de fuerte levante azotando nuestras costas (algo por otra parte bastante habitual), Eolo nos daba una tregua. Estos días no se pueden desaprovechar y sin perder tiempo planeé la salida pertinente.
    La zona escogida era de mis favoritas para capturar dentones y la época inmejorable así que no había nada más que pensar, ellos serían el objetivo del día.
Las impresiones al llegar a la zona de pesca eran bastante buenas, agua relativamente clara, temperatura rondando los 21 grados y la termoclina situada en unos 13 metros de profundidad (la diferencia entre las dos masas de agua sería de unos 4 grados aproximadamente). Todo hacía presagiar que la salida sería fructífera pero nada me podía hacer sospechar hasta que punto.
    A eso de las cuatro de la tarde ya había visitado muchas de mis marcas de dentones (solo las que estaban dentro del agua caliente, descartando las otras) pero los resultados no estaban siendo los deseados.             Conseguí capturar varios ejemplares de talla media (siendo el mayor de 3.5 kilos) aunque no encontraba los grandes, esos que, durante un instante, te paran el corazón y consiguen que te relajes para concentrarte en  su captura. Fue entonces cuando recordé unas piedras que encontré al final del verano pasado y que se encontraban en unos 12 metros, tenía la esperanza de que la termoclina siguiera en ese fondo y de esa forma poder, al menos, divisar un gran ejemplar.
    Al llegar al punto en cuestión pude ver como la sonda marcaba vida repartida en distintas zonas y de forma muy concentrada, la cosa empezaba bien.
    Primer descenso, mi presentimiento no falla, hacen acto de presencia un gran banco de dentones de aproximadamente 30 ejemplares. Los hay de tamaños muy variados pero unos cuantos “jefes” destacan por encima del resto (estaban entre los 8 y 10 kilos aprox.).
    Mi puesto no es bueno, estoy en mitad de un llano intentando pasar desapercibido pero estos son perros viejos y saben lo que se hacen. Segunda bajada en busca de un lugar donde esconderme, planeo y termino refugiándome en una visera de escasa altura; tampoco sirve para poner a tiro a los más grandes. Tras perdonar a varios ejemplares que se pasean delante de mi fusil, desisto y subo a tomar aire.
    Estaba claro que si quería capturar uno de los grandes tendría que buscar un buen escondite así que me puse manos a la obra. Tercera bajada……..esta vez localizo el lugar perfecto.
     La corriente  ha creado unas especies de chimeneas a lo largo de una dorsal o más bien a perforado el cantil como si de un queso gruyer se tratase, escojo el que a mi parecer es el más adecuado y comienzo la espera. No pasan muchos segundos cuando de pronto me veo rodeado por una enorme “pared de salemas”, nunca había visto algo así, era totalmente espectacular; mirase hacia donde mirase no había ni un solo hueco, ni un espacio entre ellas. Pensé que podría tratarse de una estrategia para desconcertar a posibles depredadores y tras ver el banco de dentones de las dos bajadas anteriores, lo asocié a ellos.
    Aunque después de muchos segundos aquel espectacular desfile parecía interminable, entonces empecé  a pensar que quizás no tendría nada que ver con los dentones ya que las salemas eran muchísimas y de buen porte así que, puede, que solo fuese una migración o un cardumen en época de reproducción; de lo único que estaba seguro, es que esa pared me ayudaría a capturar a uno de los “jefes” del banco.
    Una tercera mirada hacia atrás me dejo entrever que la pantalla de salemas llegaba a su fin, me relajé con la esperanza de encontrar a los dentones ante mí, pues, al cubrirme las salemas, habrían despertado su curiosidad al máximo  logrando de esa forma ponerlos a tiro.
    Cual fue mi sorpresa o más bien mi decepción, al ver que después de las salemas no estaban mis ansiados dentones. No entendía muy bien que estaba pasando hasta que, nuevamente, la curiosidad me hizo mirar hacia atrás una última vez…….no podía creer lo que veía, un enorme ojo me observaba mientras su silueta tapaba a otros ejemplares de su misma especie; mi ansiada pieza se encontraba una vez más ante mi máscara y en este caso de forma literal. Tuve que esperar unos segundos para que el animal me sobrepasara y así evitar que el naylon se frenara en las gomas anulando la función del carrete; un buen tiro en la columna junto con la tensión correcta en el cabo hicieron el resto. La escena y su majestuosidad fueron algo espectacular, grabándose a fuego en mi retina.
    Por seguridad y tratándose de un pez de cierto tamaño, preferí doblar el tiro apagándolo por completo aunque una vez en la bañera del barco, con un pequeño espasmo de su cuerpo, lanzo por la borda el sacavarillas dejando claro la potencia que poseen capturas de este calibre incluso estando heridas de muerte.
    Por fin había conseguido uno de mis sueños, tras numerosas tentativas fallidas y cuando menos lo esperaba, “saltó la liebre”.

    Espero que el relato les haya gustado tanto como a mí la captura del que, hasta la fecha, es mi mayor pez limón. También quiero resaltar que cada pescador es conocedor de sus posibilidades y debe ser consciente de ello; nunca, bajo ningún concepto, debemos arriesgar nuestras vidas en lo más mínimo. Tan solo he narrado la captura de una hermosa pieza pero jamás he pretendido empujar a nadie a cometer temeridades o a sobrepasar sus propios límites.

    La captura la realicé con un fusil de 90 cm que suele ser mi fusil titular, el peso del pez limón fue de 34 kilos aunque su longitud no corresponde con su peso ya que tenía el estomago totalmente vacío (lo que explica el temor del banco de salemas).


Un saludo y buen azul.