David Fdez Montero

David Fdez Montero
Cressi-sub España

martes, 5 de junio de 2012

Piezas y más piezas.....


    Muy buenas a todos.

    Aquí os dejo un nuevo relato de una de mis últimas salidas, espero que os guste
    Por otra parte me gustaría comentar que mañana mismo parto hacia Almería para preparar el Campeonato Regional, a mi regreso intentaré crear un pequeño cuaderno de bitácora  para compartir con todos vosotros las peripecias del viaje. Añadiremos fotos, relatos, descripción de las pruebas así como algún vídeo que espero poder conseguir (aunque no prometo nada).

     Un saludo a todos y gracias por seguirnos.

Piezas y más Piezas...

    Sería fácil pensar, tras leer el título, que la jornada de pesca fue tremendamente fructífera pero nada más lejos de la realidad (aunque siendo sincero tampoco me disgusto el balance final).
    Debido a lo limitado de mis medios me veo obligado a esperar las condiciones “perfectas” (poco viento, nada de mar de fondo, mareas cortas y con poco salto de coeficientes) si pretendo disfrutar de la comodidad que otorga una embarcación.
    Tras observar la evolución del tiempo daba la impresión que uno de esos preciados días se acercaba. El principal problema es lo rápido que pueden variar las condiciones por lo que no podía permitirme el lujo de dejarlo escapar.
    A la mañana siguiente y a una hora correcta mi barquita surca los mares en dirección a mi destino.  Durante el trayecto es inevitable distraerse con los grupos de gaviotas que se alimentan con los frutos que el mar les regala, es el tiempo del desove de la sepia (choco) y muchas de ellas salen a flote como consecuencia del esfuerzo que supone la puesta, otras son víctimas del cortejo mientras que otras son arrojadas al mar por los pescadores profesionales cuando vuelven a puerto, momento que aprovechan para limpiar sus redes dejando tras de sí una muestra de la “sostenibilidad” de su actividad.
    Al fin, y después de una interesante navegación, llegamos al lugar escogido. Lo primero que pude ver es que la corriente aun dominaba la zona haciéndome entender que, al menos de momento, no me lo pondría nada fácil; decido cambiar de estrategia mientras se “relaja” un poco y me permite revisar mis cotos de pesca.
    En el nuevo itinerario la cosa está mucho más tranquila y esto asegura una ausencia, casi total, de peces. Los primeros acechos me lo confirman…..no se mueve ni una cola!! Tras una veintena de bajadas el panorama es desolador así que empiezo a nadar hacia otra zona con la esperanza de ver algo, al llegar realizo una espera muy escondido y mi perseverancia da su fruto convertida en un banco de seis barracudas de buen porte; apunto a la más grande y disparo paralizándola en un primer instante, acto seguido realiza una arrancada brutal contra las piedras consiguiendo deshacerse de la varilla. La cosa no empezaba muy bien y el primer tiro, a una barracuda de unos 6 kilos, se saldaba con su pérdida pero acabábamos de empezar así que habría que tener paciencia.
    Nuevo cambio de zona en busca de marcas más interesantes, la corriente es más suave……. ahora sí que comienza la pesca. Reviso las cuevas más interesantes, sin resultado, pero al salir de la última grieta veo a mi espalda una buena dorada; no parece estar nerviosa así que espero a que su trayectoria la haga desaparecer tras una gran piedra, en ese momento inicio el acecho con la esperanza de encontrarla al otro lado. Al asomarme…..ahí está!!! Todavía me separan demasiados metros pero creo que podré acercarme lo suficiente, avanzo con la mano libre sin aletear pero la dorada no tiene muy claro si aguantar o salir nadando; por fin parece que se detiene a comer sobre la piedra, momento que aprovecho para impulsarme con fuerza y reducir al máximo la distancia de tiro pero justo en ese instante, por mi izquierda, aparece un dentón de unos 5 kilos.                                              
Desvío mi atención e intento variar la posición del fusil…….craso error, el dentón huye y la dorada, que se ha percatado de todo, hace lo propio. Unas cuantas esperas más me dejan ver algún que otro dentón que no se aproxima a mi zona de tiro, cosas de la pesca.
Vamos a por otra piedra antes de que la corriente vuelva hacer acto de presencia, en esta ocasión se trata de una losas en las que alguna vez he encontrado doradas y para aprovechar monto la cámara en el fusil; me asomo pero parece que no hay nada, espero unos segundos y como por arte de magia una buena dorada, de unos 3 kilos, sale por mi derecha. Está nerviosa y no aguantará mucho en la piedra así que debo ser rápido pero me he equivocado al encarar la cueva, la cámara junto con un poco de corriente impiden su captura dejándome como recuerdo el vídeo de una buena dorada saliendo de la piedra delante de mis narices………vaya día!!!!
    Me olvido de grabar y me pongo a revisar a conciencia toda la zona, en una piedra veo un gran salmonete al que no disparo pero algo me dice que puede esconder más; vuelvo a bajar y ….sorpresa!! Otra buena dorada me mira desde el fondo de la cueva, esta vez no hay opción de fallos y un tiro certero deja al pez totalmente inerte.
La cosa mejora pero todavía tengo un mal sabor de boca y volvemos a saltar, en ese momento recuerdo unas grietas que también podrían esconder alguna pieza; no están muy lejos así que a por ellas. Al llegar reviso la gran mayoría pero no hay suerte, la corriente empieza a apretar y decido seguir derivando para ver que encuentro. Al momento paso por encima de una cornisa que me atrae de una forma alarmante, mi instinto no me engaña y un acercamiento, algo forzado por culpa de la corriente, pone en alerta a varios sargos que, a su vez, asustan a un grupo de borriquetes que descansaban en la sombra junto con una gran urta que no duda en salir en estampida……un segundo más y…… vaya día!!!!!!
    Parece que la suerte no está de mi lado y aun tengo tiempo para “perder” varias doradas más de buen porte por cuestión de centímetros así como un buen dentón que se salva gracias a un pico de piedra que me obliga a desplazarme, para terminar encontrándonos el uno frente al otro sin posibilidad de disparar debido a la proximidad entre ambos.
    Aunque una de mis virtudes (o eso creo) es la perseverancia y como todavía quedaba luz, seguí peleando. Son las 20:40, el día toca a su fin pero no debemos olvidar que estamos dentro de la hora mágica y aunque las circunstancias no estén acompañando, no voy a desistir (pensé). Última marca………lo analizo todo y tomo la decisión, se trata de un corto pasillo que atraviesa una pared de piedra que está situada cerca de una zona de cascajo. En una ocasión conseguí capturar un mero y no es raro el encuentro con grandes dentones, el ritual es siempre el mismo. Primero una buena ventilación, segundo una caída perfecta para evitar asustar a las posibles presas al tiempo que despertamos su curiosidad y por último una entrada suave para colocarnos totalmente ocultos a la vista del pez. Ya había cumplido con los dos primeros requisitos cuando me disponía a esconderme dentro de la grita pero al entrar observo que en el techo hay un grupo de peces que rodean a un gran ejemplar, no lo podía creer, era una urta descansando tras una tarde entera dándose un festín en el cascajo; me aproximo un poco y aseguro un buen tiro que deja al pez muy tocado. Subo y pido otro fusil para rematarla ya que aunque herida de muerte, aun estaba viva y una urta de ese tamaño vale más asegurarla.





    Ahora sí que estaba contento aunque la jornada no terminaba ahí………..aprovechando que cerca del pasillo había una piedra interesante, volví a pedir otro fusil y me dispuse a revisarla. Estaba ventilando cuando pude ver con el rabillo del ojo la silueta de un gran pez que se acercaba sin el más mínimo temor, se trataba de un gran atún de más de 200 kilos. Disfruté unos segundos observando la impresionante envergadura de este viajero del azul, mientras su mirada me hacía entender lo insignificantes que podemos llegar a sentirnos cuando nos empeñamos en evolucionar en un medio que no es el nuestro; ahora sí el día de pesca había terminado pero……vaya día!!!!!!!


David Fernández Montero